Mi historia con Ramon empezó una mañana temprano en la calle Delicias, Salí de haber pasado una noche un poco loca en casa de …. Y haber dormido poco, había poco tráfico, recuerdo que hacia frio, era un día gris, de esos de invierno que te destemplan el cuerpo. Así iba yo, con las manos en los bolsillos y la mirada baja, de repente, vi algo amarillo que en ese momento no supe definir cruzarse ante m, abrí y cerré varias veces los ojos, “pero pero, qué coño es esto” me preguntaba, me gire y volvía a ver esa cosa amarilla que por fin me di cuenta que era un canario, un canario que volaba a trompicones por mitad de la calle, cayendo cada metro entre los coches aparcados, tenía pinta de estar aterrorizado. Pensé en darme la vuelta y seguir mi camino, mi partehumanoegoista siempre sale primero y después ese angelito que sale en los dibus en el hombro derecho debió decirme, anda, venga, por lo menos échale un vistazo.
Se lo eche, se lo eche tanto que me lo traje a casa, después de haberlo cogido y llamado a todos los pisos de la zona por si se les había escapado un canario, sin suerte claro.
Ramon lleva unos cuatro años conmigo y sigo pensando que alguno de aquellos vecinos era el dueño de Ramon, lo pienso cada mañana, cuando lo oigo cantar sin parar y le digo “Ramoooooon para, para yaaaa un ratito” se que es un desterrado, se que un día en pleno canto, entro una mano en su jaula y le dijo, venga, vuela, eres libre (y yo también).
Si, Ramon es muy pesado, pero que muy pesado, pero es MI pesado y ya me acostumbre a sus cantos locos, además está enamorado de canarita, que ya estaba aquí antes que él, y que se que nunca me perdonara haberlo traído, aunque en el fondo es que esta madurita le tiene cariño, aunque como yo, alguna que otra vez lo quiera ver en la jaula de otra y si es en otro país mejor.
El angelito de los dibus te sigue protegiendo. Te queremos Ramon
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